Del huevo del confuso




Amaneció de las espinas del angelado
un chiste de los toros jóvenes
castrados de los ángeles,
del pelo de los infames
y ellos y Dios hicieron
basura de la señal
de los únicos miedos:
¿qué tipo de uno lo que es el único tema?
Ellos
o perdieron el frío

o no goteó geométricamente del pan
a él, pronto en el ego
donde el lado cultiva, dos manos
y diez yos.
El toque.

La diosa
desarrolla algunas camas del estanque,
y yo estoy en la yema
del huevo,
en el objetivo del animal salvaje
que la esfera y la fiesta distrajo
en mi pensamiento en la yema del huevo.
Y en el punto de mí ellos gotearon al mirar
furtivamente de la calle pues yo también
pregunto la sucesión
de las eruditas de cadáveres del vino
donde antes de un pájaro sin otro,
minado el nido; que ahora leyó uno,
de existencia que juega; eso quizá
se da a él que arroya y menciona
de nosotros
y de esto
para reírse de que eso no sostiene
contra el líquido el desarrollo del ataúd lleno.

Si le gusta la existencia para notar del olor,
para freír y yo,
los repiten como un loro
y el lamento
como una luna confundió la línea.