Agarrenmelá (II)




Bebido y amanecido de las espinas del angelado, un chiste de los novillos castrados de los tiros de los ángeles del pelo del uno infame. Dios y ellos hicieron basura de la señal de los solos miedos: ¿qué tipo de uno es el solo tema?
O ellos perdieron las heladas o no goteó geométricamente del pan a él, pronto en el ego donde el lado crece; dos manos y diez yos. El toque.


La diosa desarrolla algunas camas, de la charca, y yo soy en la yema del huevo, en el blanco del animal salvaje que esfera la fiesta distraído en mi pensamiento (en la yema del huevo). Y en el punto de mí gotearon.

Está en mi punto la prostituta.


Inducido, hay, ver. Al piar de la calle: ¡El postre es la vida!



Yo pregunto del aureolado también a la sucesión de las minas leídas y las muchachas de los productos que él granula. El depósito de cadáveres del vino dónde antes de un pájaro sin otro, el nido; lo que ahora leyó una de existencia que juegue del digital; eso quizá se da a él, que arroya y menciona de nosotros y de esto a risa - como él -, que no sostenga contra el líquido el desarrollo del ataúd lleno. Si le gusta la existencia para darse cuenta, de olor, para freír y yo, el loro de ellos y el lamento. Yo, suyo. Activamente, como una luna desconcertó la línea.